Agua, Dignidad Y Nueva Institucionalidad Ambiental: Desafios Para Atacama
La crisis del Agua es un problema que debemos resolver con rapidez. Desde hace algunas semanas, hemos tenido significativos problemas con el suministro en las partes altas de Copiapó, lo que generó desde suspensión de clases para los colegios, hasta la paralización de las microempresas. No podemos permitir tal situación.
Concuerdo con la Intendenta Viviana Ireland y con la directora de la DGA, Katherine Ferrada, con que es el tiempo preciso para tomar acciones en torno a la escasez de agua que afecta a la Región de Atacama. Y digo «tiempo preciso, porque los pronósticos sobre el abastecimiento proyectado de aquí al verano no nos dan certeza de que los habitantes de los Valles de Copayapu y Huasco contarán con el recurso de manera segura. Ello, sin duda, se traducirá en una nueva crisis de abastecimiento para los vecinos de Copiapó, limitando el desarrollo de Atacama y la competitividad regional.
El servicio de agua que recibimos en Copiapó no es el adecuado y por ende, la dignidad de cientos de familias copiapinas se ve sometida a las malas prácticas de unos pocos abusadores: no somos ciudadanos de segunda clase, sino de una primera clase que exige la regularización de los mecanismos de vigilancia e inversión tecnológica para la provisión hídrica.
La fiscalización efectuada por la DGA arrojó resultados importantes sobre la usurpación de aguas. Si el Ministerio Público así lo ratifica, tendríamos a los primeros 22 infractores de una norma que persigue la justa utilización del recurso hídrico. La autoridad indica que se encontrarán más infractores. Y desde mi experiencia legislativa, les aseguro que así será.
La escasez del agua limita el desarrollo de la Región de Atacama y nos urge resolverlo ahora. Necesitamos acciones correctivas de corto plazo, como promover el rol fiscalizador de los usuarios, vecinos y productores de la cuenca para que colaboren con los estamentos oficiales y se denuncien las irregularidades que sean detectadas.
Queremos que se forme una comunidad de agua del acuífero de Copiapó, para que los agricultores y mineros puedan distribuir el recurso hídrico según prorrateo. Y sin duda, necesitamos que los estudios de impacto ambiental indiquen claramente de donde sacarán el agua las empresas y que ello no signifique secar más la cuenca del Copiapó. No queremos más casos como el de la Minera Candelaria. Estamos ante una emergencia y, asimismo, los servicios públicos deben actuar de manera coordinada ante las fiscalizaciones de la DGA, para poder respaldar y delinear una propuesta clara al gobierno central: es necesario que en Atacama se construyan plantas desaladoras a la brevedad.
Hace unos cuantos días, en el Congreso se aprobó una medida que crea el Ministerio del Medioambiente,la Superintendencia de Fiscalización Ambiental y el Servicio de Evaluación Ambiental. Dentro de esa orgánica ministerial se creó un nuevo instrumento de gestión denominado Evaluación Ambiental Estratégica, con el objeto de evaluar las políticas sectoriales con incidencia ambiental. Es de esperar que esa mirada estratégica orientada al desarrollo sustentable marque una presencia efectiva tanto en el sector minero como en el agroindustrial de nuestra región. Debemos aprender a manejar ese recurso a nuestro favor.
El gobierno y el sector privado tienen ahora un importante desafío: por una parte, el gobierno debe lograr que las nuevas instancias ministeriales sean una parte fundamental de la conservación del agua, estableciendo mecanismos eficaces para el desarrollo económico de Atacama, porque entender el tema de la sustentabilidad hídrica y energética atraviesa por asumir que nuestra región es un sistema interconectado de actores productivos y sociales. Y en esa misma lógica, el sector privado debe incorporar una mirada sistémica y sustentable en sus relaciones productivas para subsistir ante una inminente regulación de calidad y sustentabilidad industrial ejecutada por las autoridades. Por la dignidad de Atacama, no podemos dejar que esta oportunidad de mejorar se nos vaya como agua de las manos, pensando en hombres, mujeres y niños de la región.