El turismo regional no resistirá más de dos meses en las actuales condiciones
Esta semana hemos conocido la encuesta de la Corporación Regional de Turismo de la Región de Valparaíso. Instrumento que se aplicó telemáticamente a un universo de 223 empresarios y ejecutivos de este sector, en el cual se buscaba conocer la percepción sobre los efectos económicos de la emergencia sanitaria en la actividad del turismo.
Lamentablemente los resultados no son para nada alentadores. A nadie es desconocido que esta pandemia traerá efectos negativos en toda la actividad económica nacional y mundial, y muchos de ellos ya los estamos viendo, sin embargo, para el sector turismo estos parecen ser aún más devastadores.
Nuestra región de Valparaíso tiene una matriz productiva diversa, y en ella encontramos gran presencia e importancia de la actividad hotelera, de restoranes, transportes y de guías turísticos, que hoy al no poder desarrollar su negocio, ven con gran preocupación su presente y futuro. Los datos son alarmantes pues señalan que las ventas de gran parte del sector han caído entre un 89% a un 100% desde que se decretaron las medidas de restricción por parte de la autoridad, y solo algunos negocios -que han podido suministrar productos a través de ventas on line- registran menores caídas.
Como consecuencia de esta gran baja en las ventas, la situación laboral del sector tampoco es mejor. Se registra cerca de 42% de establecimientos que debieron suspender la relación de trabajo con los dependientes, y otro porcentaje cercano al 25% se ha visto en la obligación de desvincular trabajadores.
Consultados sobre la utilización de los instrumentos gubernamentales de apoyo económico, un porcentaje importante señala que los instrumentos tributarios, de empleabilidad y de garantías estatales vía créditos son los más relevantes para el sector, pero que aún no se sabe a ciencia cierta el impacto que estos tendrían. A nivel de créditos desde instituciones financieras la gran mayoría de las solicitudes ha sido ignoradas o derechamente denegadas según indican los representantes del gremio.
Este difícil panorama nos obliga a pensar que ya transcurrido más de dos meses desde decretadas las medidas de suspensión de funcionamiento, estos emprendimientos aun no pueden contar con medidas efectivas que les den tranquilidad a ellos y a sus trabajadores.
Si bien es cierto la Ley de Protección al Empleo ha sido utilizada en este rubro económico, no menos cierto es que beneficios directos que permitan pagar las cuentas de servicios, los arriendos, pagar a proveedores u otras propias del mantenimiento de la actividad hoy, no están siendo apoyados por ningún instrumento gubernamental. Es más, esta situación muchos señalan padecerla desde el denominado estallido social, quedando por tanto, aún más pendiente el cumplimiento de las promesas de apoyo hechas en esa época.
Requerimos por tanto del Gobierno, y ciertamente estaremos disponibles para apoyar, medidas que signifiquen reales ayudas, más allá de cifras macroeconómicas o de grandes números, porque lo cierto es que no sólo este rubro, sino muchos otros sienten que las medidas aprobadas hasta ahora no les llegan realmente a los que las necesitan.
Una de las preguntas realizadas consultaba sobre el tiempo que las empresas podrían resistir sin ingresos, siendo el resultado de dos meses en promedio; por lo tanto, es urgente crear mecanismos vía Sercotec o Corfo que lleven ayuda directa al sector, más allá de la inyección de recursos a la Banca, pues sabemos que muchos de estos establecimientos no califican como sujetos de crédito.
Creemos que muchos tal vez no soporten este duro periodo, pero tenemos que exigir al gobierno la creación de oportunidades que les permitan retomar sus actividades o bien transformar las capacidades instaladas y aprendidas para diversificar aún más nuestra economía regional.
Finalmente y teniendo claro este oscuro panorama debemos también pensar en el futuro, pues esta actividad es piedra angular de muchas economías locales de las 38 comunas de la región: Rapa Nui, Viña del Mar, Valparaíso y muchos otras del litoral central dependen de este rubro, por lo tanto nuestra obligación además de apoyarlos hoy, es también pensar en un robusto plan de reactivación para cuando las condiciones sanitarias así lo permitan.